Como vi Paterna en el año 1973

Sobre Trabajar en el campo

1. La llegada
2. Como vivían los Paterneros
3. Comercio en el pueblo
4. Entenderse en Paterna
5. Las mujeres en el pueblo
6. Trabajar en el campo
7. Buscarse la vida
8. «No hablamos de política»

Nachdem wir zu Dritt 1978 unser Buch „Landarbeiter in Südspanien“ veröffentlicht hatten, stellten wir eine spanischsprachige Kurzfassung her und verteilten sie in Orten, die wir untersucht hatten. Immer wieder wurde ich seitdem bei wiederkehrenden Besuchen darauf angesprochen. Daher schilderte ich im Jahr 2005 im Kulturverein „El Alcaucil“ in Paterna de Rivera meinen langjährige Freunden und Bekannten , wie ich den Ort und wie ich sie im Jahr 1973 das erste Mal gesehen und erlebt habe.

1. La llegada

Vine a Paterna el 10 de agosto de 1.973. Tomé el autobús en Jerez, que corría casi 2 horas por una carretera que tenía más baches que asfalto. En este año me quedé hasta el primero de octubre en el pueblo..

Por qué vine a Paterna y por qué para tanto tiempo? Yo daba clases en la universidad de Berlin – en la parte occidental entonces . Discutíamos temas del trabajo y de las condiciones de vida de los emigrantes que trabajaban entonces en muchas fábricas de Alemania, en la construcción o en los servicios. A veces dábamos clases de Alemán para emigrantes, ayudándoles también en cosas de papeles como impuestos, rentas, seguros etc.

También queríamos saber como vivían los emigrantes en su patria y en sus regiones de origen. Y esto fué el motivo por el que decidimos ir a Andalucía 6 estudiantes y yo. Escogimos Andalucía porque hablábamos un poco de Español y porque sabíamos que de Andalucía venían muchos emigrantes.

La mayoría de los emigrantes andaluces eran del campo, así que fuimos a Jerez y en la estación de autobuses allí, vimos los diferentes destinos. Fue más bien una casualidad, que tomamos los coches a Alcalá del Valle, El Gastor, Algar – y Paterna.

En el asiento me encontré al lado de un Paternero – Paco Torrejon Valverde, un emigrante de Alemania que recientemente había vuelto al pueblo. Volvía de la fábrica de cemento, donde preguntó por trabajo, en balde, por desgracia. Paco era muy abierto y agradable, ayudándome muchos en los primeros días. Fue él quién me indicó la venta de Bartolo Caravaca, donde podía dormir y comer. También estoy muy agradecido a la familia Caravaca.

Como ví entonces Paterna en el año 1.973? Tengo un diario de estas semanas, así que recuerdo bastantes cosas. Apuntaba mucho, también a veces cuando conversaba. A muchos esto les parecía un comportamiento raro, el alemán con lápiz y librito. Me cachondeaban. “Apúntalo, apúntalo” gritaban cuando contaban chascarillos o modismos en su lenguaje del campo. Algunos se extrañaban y desconfiaban de mí. Podía ser un espía, encargado de cualquier institución alemana. Sea como fuere, las notas me ayudaron más tarde a escribir un libro sobre el campo y la emigración en Andalucá, que fue publicado en Alemania en 1.978. Y hoy el diario me ayuda a hablar sobre Paterna en 1.973.

2. Como vivían los Paterneros

Claro, el pueblo era mucho más pequeño que hoy. En cinco minutos se podía pasar de un lado al otro. Detrás de la Calle Ronda, del cementerio y de la carretera Alcalá ya empezaba el campo, sólo había algunas casas en construcción. En los barrancos del cementerio aún había chozas.

En las zonas periféricas había mucha gente empezando a construir casas nuevas. La mayoría eran emigrantes o emigrantes retornados con sus ahorros. La tierra aún era barata. Las familias mismas construían sus casas, prácticamente todo con las manos y sin máquinas. Se abría la tierra ,que era dura como piedra, con picos, un trabajo durísimo. Arena y cemento se mezclaba con palas. De vez en cuando ayudaba un albañil con paga, y sin paga cuando era un familiar.

Hacer una casita con 3 habitaciones, cocina, baño sencillo, patio pequeño y azotea costaba aproximadamente 200.000 Ptas. Serían 5.000 € hoy. Equivalía a 24 meses cosechando remolacha o a un sueldo de un año de trabajo en la Opel en Alemania. Pero claro, de estos jornales las familias tenían que vivir también con sus gastos diarios. Los obreros, que juntaban los ahorros para una casa nueva se tenían que desgastar trabajando. Así muchas casas se quedaron a medio hacer durante años.

Entonces en Paterna vivían 3.500 personas. Se veían montones de niños en las calles. La mayoría de las familias tenían 5 niños ó mas, con casas mucho mas pequeñas que hoy y los sueldos más bajos. Unos 100 niños nacían al año, los colegios y las clases estaban repletos, con casi 700 niños y jóvenes. Pero había menos que hoy que podían hacer el bachillerato o estudiar. Muchas familias por necesidad se veían obligadas a llevar a los niños al campo a coger algodón, garbanzos o caracoles. Eran muy pocos los obreros que habían juntado el dinero para comprar un coche, pero casi cada hombre, cuando era medio adulto, tenía una moto para poder ir al campo.

90% de los Paterneros eran trabajadores y familias de trabajadores. Tenían casas pequeñas y modestas. Aún había pocos que tenían baño. Muchas casas en la barriada del cementerio no tenían water, la gente tenía que ir al campo libre. Muchas familas aun vivían muy estrechas en una habitación y cocina en casas viejas o con patio común con varios vecinos. En promedio la familia obrera tenía cocina y 2 o 3 cuartos. En una sala de estar chica siempre había una mesa redonda con un brasero o “estufa”, la única calefacción en invierno, y con picón. Buscar leña y preparar picón aún era un trabajo del que vivían familias enteras de Paterna en el invierno. En casas obreras no se veía calefacción de gaz, pero sí se guisaba con butano y ya no con carbón de leña.

3. Comercio en el pueblo

En el pueblo había comercios y tiendas innumerables, casi todos muy chicos. Economato no había, auto-servicio tampoco. Cada compra era acompañada de charlas mas bien extensas con el vendedor. Las tiendas y tiendecitas que vendían víveres, frutos, trastos, cubos, cosas del hogar, de campo, de coser, dulces etc. no se podían contar. Supongo que ni el ayuntamineto conocía su número exacto. A veces, pensaba yo, las tiendas servían menos para vender que para suministrar a la familias del tendero las cosas mas baratas. Se podía comprar a cualquier hora, practicamente no había cierre. Se podía apuntar, sin pagar interés. Y cuando un pobre o un sin verguanza no pagaba sus deudas, el tiendista no le denunciaba sino que lo aguantaba. Todo lo más perdía este cliente.

Además había un par de vendedores ambulantes, que rondaban los cortijos, ranchos y aldeas lejanos de los pueblos. Allí entonces aún vivían bastante familias. No eran como los vendedores ambulantes de hoy, que pasan con camión o furgoneta y con altavoces ofreciendo mercancías baratas como melones, portables o tejidos. Eran comerciantes con un burro o un pequeño coche cargados de mercancía muy variada. Alimentos en lata, víveres como pasas o garbanzos, café y zumos, galletas y chiclets, jabón y detergentes, zapatos y escobas, ropa y tejidos para hacer ropa, cosas para coser. Los recoberos de entonces tenían que vender mucho a plazos, sin interés, pero 10% más caro.

En 1.973 Paterna aún tenía un gran mercado de abastos, con 17 puestos entonces, que vendían verdura, frutas, carne y pescado. El mercado siempre estaba repleto de mujeres – la compra, como todos los trabajos de casa, la hacían exclusivamente las mujeres.

Por lo visto, la cantidad de bares no ha disminuído entre 1.973 a 2.005. Entonces conté 35 bares en Paterna, en el interior bastante más sencillos que hoy. Casi todos tenían la máquina de preparar café y televisor. La vida del patrón me parece más dura en 1.973 que hoy. En el verano tenían que abrir sobre las 4 de la madrugada, sin cerrar antes de las 12 de la noche. Los jornaleros, caracoleros y cazadores querían tomar café y coñác antes de salir al campo. También había muchos hombres ya en pensión o estando en paro, que en los años duros de trabajo se habían acostumbrado a madrugar,. Ellos también acudían tempranísimo a los bares. Se consideraba un derecho que el bar estuviera abierto, a la hora que sea. Una vez un patrón cayó enfermo y tuvo que ingresar en un hospital de Cádiz, y su hermano menor le reemplazó. Pero no quiso abrir el bar a las 4 de la madrugada, y entonces la gente, que quería tomar su café temprano y en el sitio acostumbrado fue a su casa y le despertó por la fuerza.

Por la noche dueño o el camarero tenían que aguantar hasta que a los últimos huespedes les diera la gana de marcharse. Pero ya se habían acabado los tiempos en que posiblemente se tenía que aguantar toda la noche – cuando hombres que vivían en el campo ya no podían regresar a su casa lejana y así pasaban la noche en el bar. (Esto me lo contó Juan Becerra, de quien tendría que hablar mucho más).

Los bares eran territorio de machos, las mujeres practicamente no podían entrar, también se consideraba muy sin vergüenza, que una mujer fumara en la calle. Unicamente en días de feria algunas bares ponían mesas afuera, allí se sentaban también mujeres acompañadas de la familia.

Las bebidas eran baratas – un vaso de fino 3 ptas, hasta 1 duro. Los clientes podían pasarse el día en los bares sin tomar nada y había bastante que lo hacían. El bar era la sala de estar para muchísimos hombres, y veces más aún la esquina fuera del bar. Cuando hacía calor siempre se formaban tertulias en la puerta del bar. Pocos cogían las sillas del bar, casi siempre estaban de pie o en cuclilla, una postura que laamaban “ la silla de obreros”. Había hombres que aguantaban en cuclillas durante horas, bien entrenados en tiempo ya pasados, cuando casi no había sillas en las casas de jornaleros.

Hoy como entonces los andaluces tienen fama de hacer cachondeo, contra más del campo, más cachondo. En 1.973 yo lo notaba mucho en Paterna, se cachondeaba más que hoy. A mí me hacía mucha gracia, viniendo de Europa del Norte, me había criado en un ambiente mucho más serio y distante. Me parecía como un juego para pasar el tiempo, como un concurso pero también como una manera de criticar a la gente de una manera graciosa, con un riesgo mínimo de pelearse. Hacer cachondeo y así reírse de otros no era completamente inocente. Pero los que eran la meta de la burla siempre tenían la oportunidad de dar la vuelta a la tortilla con una respuesta buena que hiciera reírse aún más del muchacho que empezó con burlarse. Me parecería muy raro, que el cachondeo provocara una pelea abierta, pues no ví nunca en 1.973 que hubiera leña por burlarse.

4. Entenderse en Paterna

Naturalmente, como forastero con muchas faltas de idioma yo era muy frecuente objeto del cachondeo. Y confieso que precisamentemente esto me gustaba mucho, así podía entrenarme en el lenguaje y también en buscar respuestas graciosas y de broma. Así aprendía más andaluz de lo que quería. Cuando regresé a Alemania había Españoles allí que me criticarom por hablar tantisimo el “andaluz fulero”, y me aconsejaban entrenar el castellano puro. No lo hize porque estaba orgulloso de mi andaluz de Paterna y me sabe mal haber olvidado mucho de vuestro lenguaje en los 30 años desde entonces.

Sí que me extrañaba entonces que muchos paterneros tuvieran un complejo de inferioridad por su lenguaje. Lo calificaban como «fulero», «bruto» y «vulgar». Temían que los que hablan castellano puro se burlaran del andaluz y de los andaluces. No sé si este complejo se disolvió con la concientización de Andalucía a partir del año 1.980.

Pero también con más práctica seguía siendo difícil para mí comprender a muchos paterneros, que hablaban muy vivo y ligero. A al revés había otros que por buena voluntad hablaban tan lento y entrecortado, que tampoco les comprendía. Por ejemplo charlaba una vez con un hombre, que, dándose cuenta de mis faltas linguísticas y queriendo hacérmelo más fácil,dijo: «hijo … mio … Romería … San Sebastián.» Que quería decir este tío? Que tenía un hijo viviendo en San Sebastián, Euzkadi y que el hijo vendría a la romería a Paterna en la semana proxima? Enfin averigüé: El hijo de Manolo fue nombrado como portador del santo del pueblo , San Sebastián, en esta romería.

5. Las mujeres en el pueblo

Me parece que la vida de las mujeres en 1.973 era mas dificíl que hoy. Las mujeres llevaban la carga de todos los trabajos del hogar, y esos no eran trabajos de pasatiempo. El agua corriente era relativamente nueva en Paterna, desde hacía 10 años ya no se tenía que traer el agua a mano o con mulos a la casa. En cambio frecuentemente había cortes del agua en verano. Entonces las mujeres tenían que levantarse más temprano o acostarse más tarde para utilizar las horas en que había agua corriente. En las casas no había lavadoras u otras máquinas, así que con frecuencia era un trabajo físicamente duro. También era un trabajo fuerte el criar los niños más chicos. En 1.973 no ví más que un cochecito de niños en Paterna. Era de los mellizos de una familia de un empleado de banco, que lo necesitaba porque la mujer tenía las piernas medio paralizadas. Las otras familias obreras no tenían cochecitos. Las mujeres llevaron los niños que aún no andaban en brazos.

Muchas familias ya tenían tele, pero en las casas obreras no ví otras máquinas eléctricas. Casi no había lavadoras, se lavaba con la tabla y se retorcía la ropa con las manos. En verano se tenía que lavar a diario o casi a diario, por el sudor y la suciedad de la ropa y por la (relativamente) poca ropa que tenía la gente.

Lavaderos públicos ya no había en Paterna. Se lavaba en las casas. Era más cómodo; por otro lado las mujeres estaban más solas en sus cuatro paredes, con menos compañía y sociedad. A la calle no salían más que para ir a comprar o a visitar familiares, las madres o las hermanas. Las muchachas sí que salían al paseo el sábado y domingo, que aún se hacía en la plaza y en la calle Real, bien guardadas de la gente y solo paseando, porque las muchachas no podían entrar en los bares. Tampoco había una discoteca. Pero estaba en preparación. En 1.975 ya había 2 discotecas y el paseo empezó a desplazarse a la carretera.

En muchos sectores las mujeres estaban marginadas. No entraban en los bares, no podían fumar en el público y no encontraban trabajo en el pueblo. En el campo había muy pocas faenas, para las que empleaban mujeres. Los garbanzos, el algodón en familia, los caracoles a veces, arreglar cojollos. Muchas muchachas buscaban trabajo en las grandes ciudades, cuando los padres lo permitían, sirviendo en casas para poco dinero, en gran dependencía y sin contrato.

El cura de entonces había fundado un taller de coser monederos, que vendían a una empresa de Ubrique. Había 20 o 30 muchachas trabajando allí. Sin seguro, sin derecho a vacaciones, sin dinero en caso de enfermedad. Y con sueldos muy bajos. Ganaban más o menos 1.500 ptas. al mes.

Tampoco era fácil la vida de las mujeres de emigrantes que se habían quedado en el pueblo. Hace algunos años que Paterna erigió un monumento a los emigrantes, que se sacrificaron años en el extranjero para ganar la vida de sus familias lejanas, un sacrificio duro muchas veces. En 1.973 unos 250 o 300 paterneros trabajaban en el extranjero. La mayoría se fue sin familia. Era más bien una excepción que la familia los acompañara. Del año 1.973 tengo informaciones sobre 110 emigrantes de Paterna. 20 de ellos estaban en el extranjero con la familia, 30 hombres habían salido como solteros, 60 hombres eran casados y emigrantes sin la familia allí.

Las mujeres de los emigrantes también merecen un monumento. Pues su vida no era fácil. Tenían la responsabilidad única para casa y niños. A veces las mujeres regresaban temporalmente a la casa de sus padres, para no estar solas durante la emigración del marido y para que no hable la gente.

6. Trabajar en el campo

Paterna era y es un pueblo obrero. Pero vivir en un pueblo de jornaleros en 2005 es bien diferente de la vida en 1.973. Entonces el pueblo hubiera sido muy pobre sin los muchos emigrantes y el dinero, que éstos mandaban al pueblo. Sin el sacrificio de su trabajo no hubiera existido esta actividad fuerte de hacer casas nuevas. Gracias al dinero de la emigración podían existir dos comercios de muebles relativamente grande en un pueblo chico. También las 4 carpinterías y herrerías que hacían las ventanas, puertas etc. tenían muchos encargos gracias a los ahorros de los emigrantes. Y pienso que las dos tiendas de tejidos tenían muchas ventas a causa de los sueldos del extranjero.

No hay que olvidar la gran importancia que tenían las faenas del campo para la clase trabajadora en 1.973. La mayor parte de las familias aún vivía del campo. 90% de los obreros del campo eran jornaleros. Como se sabe, Paterna está y estaba rodeada de grandes latifundios. En su término chico ( 13 km²) hay y había pocos campesinos con tierra.. El registro de 1.972 nombra 69 explotaciones. Pero hay que darse cuenta de que algunos proprietarios tenían varias explotationes. Por esto, el número de campesinos era mas pequeño.

El jornalero – o el “eventual” – de 1.973 tenía mucho menos derechos que el de hoy. Eran los años finales de la dictadura franquista. No había empleo comunitario. Esto lo consiguieron los jornaleros con sus luchas a partir de 1.976. No olvidemos el papel que jugaron Fernando Jiménez, El “Cunero”, y Pepe Vera en conseguir el empleo comunitario. La paga de enfermedad era de 120 ptas. diarias, bajíssima. Hay que darse cuenta, que los obreros se ponían enfermos muy frecuentemente sudando mucho o sufriendo de un sol muy fuerte o de los chubascos fuera del verano. Me acuerdo de muchos jornaleros, que salían al campo mientras tenían angina o fiebre porque no querían perder la jornada y pasar hambre. En consecuencia había muchos obreros del campo con un resfriado crónico, con astma etc. El campo es sano, decía la gente muchas veces, contrastándole así con los gases, los humos , el ruido y el “Stress” de las fábricas. Pero las condiciones laborales en el campo entonces no eran sanas.

Cuando era posible, los terratenientes daban el trabajo a destajo; las jornadas, por lo menos en verano, eran bastante más largas que hoy. En la cosecha de remolacha de 1.973 los jornaleros echaban mano a las 6 de la mañana y trabajaban hasta las 6 de la tarde. Además hay que contar el tiempo de llegar al trabajo con la moto.

La remolacha de 1.973 era en destajo de grupo y se ganaba más o menos 600 y pico ptas. al día, que equivalen a 15 € hoy. Si la cuadrilla curelaba más ligero podían sacar 700 y pico ptas. En la vendimia, que era a jornada, pagaban 500 ptas. al día. La vendimia del 1.973 fue muy conflictiva. Los viticultores de Sanlúcar y de Trebujena entraron en huelga. Exigían un sueldo más alto y la jornada de 8 horas. El precio de la uva había subido en 100%, pero los señoritos de la viña no querían pagar más que 12% más. Los obreros de Paterna estaban divididos en cara al conflicto. Había 2 cuadrillas que salían a vendimiar del lado de Jerez. Decían que allí no había huelga. Pero los paterneros no trabajaban en el término de Sanlúcar. Muchos paterneros conscientemente no salieron a ningún lado del Marco de Jerez, apoyando así la huelga. Sobre el conflicto no había debates y no podía haberlos, porque cualquier organización obrera estaba prohibida y era perseguida.

Seguimos con los sueldos. Un tractorista en 1.973 ganaba 450 ptas., un fijo como cotero o guarda el sueldito de 300 Ptas.

En la prensa de entonces leí un análisis científico de una institución que se llamaba «acción social empresarial». El análisis se refería al año 1.972 y a la situación en Madrid. Habían contado los gastos para poder vivir en España, refiriéndose a una familia madrileña con 2 hijos. El resultado: 270 ptas. al día para víveres, 226 Ptas. para otros gastos. 500 ptas.en total entonces. No incluyeron gastos para medios de circulación, alquiler, libros de colegio, juguetes, tabaco, fiestas. Y tampoco contaron los gastos de comprar muebles o las obras de hacer una casa. Pues bien, la vida en un pueblo del campo como Paterna era más barata que en Madrid. Pero en promedio las familias paterneras tenían más de 2 niños, como ers el promedio de las familias en Madrid.

La conclusión de la análisis esta clara: Las familias Paterneras no podían vivir únicamente de los jornales del campo. Era imposible, porque no tenían ingresos en los tiempos tan largos de paro. En la remolacha del verano de 1.973 más o menos 200 Paterneros trabajaron hasta 3 meses al máximo. 80 o 100 al máximo fueron a vendimiar ( aún no había las viñas cerca del pueblo, en “Los Isletes” etc.) , al algodón en el valle del Guadalete fueron algunas docenas de familias, por 1 o 2 meses. La castra de remolacha en primavera daba trabajo para 2 meses. Y ya está. Así las familias obreras no podían vivir.

Aparte de la emigración al extranjero había mucha emigración temporal y hombres que diariamente iban y venían a la Bahía de Cádiz. En los astilleros, en la construcción, en las carreteras. Esto no ha cambiado hasta hoy. Pero sí se acabó la emigración temporal al campo en Francia. En 1.973 aún había cuadrillas que salían a castrar y cosechar la remolocha allí, a cosechar frutos o verdura, a vendimiar en Francia. Y ganaban mejor allí que en Andalucía. Esto se acabó con la Unión Europea. Hoy los campesinos Franceses trabajan con gente de Europa oriental, de China o de Africa, frecuentemente sin papeles y “en negro”.

7. Buscarse la vida

Otro trabajo era aún importantísimo en la Paterna de 1.973: El “buscarse la vida”. Muchas familias vivían parcialmente, a veces casi exclusivamente, de coger caracoles, cabrillas o cojollos de las palmas, de cazar conejos, de cepos de conejos o de perchas para pájaros, de buscar espárragos, tagarninas o otras verduras silvestres.

Estimo que en verano de 1.973 200 hombres mantenían sus familias principalmente buscándose la vida. Había grandes trillares de cojollos en Paterna, un cojollero mañoso podía sacar 60-80 kg al día, le pagaban 6 ½ ptas. por kilo. Un buen caracolero podía coger 50-60 kilos al día. Para la caza de conejos había contratos con las fincas. Los coteros, que guardaban la caza podían amejorar su pobre sueldo sacando unos conejos “extra” sin dárselos al señorito. Los caracoles y cohollos los compraban comerciantes de afuera; había remitentes en Paterna, que recogían la cosecha. Pagaban los caracoles a 10-15 ptas. por kilo. La caza de percha era permitida a partir de noviembre. Pero que más remedio tenían los obreros mañosos en paro que tenían perchas y que tenían que dar de comer a la familia – aunque todavía no fuera noviembre?

No hay que olvidar esto: La necesidad y la pobreza desde hacía años – si no siglos – había entrenado a los paterneros a trabajar y buscarse la vida al margen de las leyes estatales. Y muchoas ancianos en 1.973 recordaban aún vivamente el tiempo del contrabando de Gibraltar, Algeciras y Marruecos. Hablaban de la fama de “Gibraltar chico” que tenía Paterna en estos años y de la unión que el pueblo guardaba respecto a los contrabandistas y de la ayuda que les daban cuando eran perseguidos.

Había muy poca gente que en 1.973 aún vivía de hacer picón y carbón y de venderlo en el pueblo. Pero sí se acordaban muchos del tiempo en que lo hacían, ayudando ya de niños de 6 o 7 años. También había varios obreros y familias sin tierra, que tenían cabras. Pastaban las piarras en las veredas comunales, que eran entonces bastante más amplias que hoy. Arrendaban unos trocitos de tierra o tenían el permiso de campesinos de pastar en el barbecho. Además, saliendo con las cabras por la noche siempre tenían más libertad.

Así, el mundo del trabajo era variado. Como casi no había fijos, los hombres siempre tenían que buscar de que vivír. Pues bien, vivir de trabajar en 1.973 era posible para casi todos. Había familias que sí tenían que pasar pobreza y grandes necessidades, pero hambre verdadera no ví. No obstante: sin el trabajo de los emigrantes, sin los giros de ellos, Paterna en 1.973 hubiera estado empobrecida – como muchísimos otros pueblos de Andalucía.

8. «No hablamos de política»

En 1.973 la dictadura Franquista aún parecía bien enraizada. Y – no era la única en Europa. Portugal luchaba por sus colonias en Africa con la dictadura salazarista desde los años veinte. Aún no se soñaba con la revolución de claveles que surgió un año más tarde, en abril de 1.974. Grecia estaba en las manos de un régimen militar, que hizo un golpe del estado en 1.967, no se podía esperar entonces que cayera un año más tarde. Poco más de la mitad de los paises Europeos – 14 de los 26 de entonces – eran democracias.

El régimen de Franco de este año hizo un juicio muy duro contra líderes de las Comisiones Obreras como Camacho y Sartorius, condenándoles a muchos años de cárcel. Sindicatos obreros y partidos democráticos estaban prohibidos, mientras la afiliación al sindicato vertical era obligatoria.

Pero sobre todo los recuerdos terribles de la guerra civil estaban vivos entre los ancianos y la gente de media edad en Paterna. Las tropas de Franco entraron en el pueblo pocos días después del levantamiento y muy en secreto en estos tiempos se me contó que sembraron el terror, matando por lo menos veinte hombres y mujeres de la izquierda.

A consecuencia de la dictadura y de los recuerdos terribles de 1.936 el pueblo obrero se había apartado de la política. No se metió en acciones y grupos que criticaban el Franquismo pero al mismo tiempo prácticamente hizo un boicot contra el régimen. Se apartaron completamente de la política. No se hablaba de cosas políticas ni en las tabernas ni en la calle. Por supuesto yo no podía ni quería saber si se hablaba de política, y como, entre las 4 paredes y entre amigos de confianza. Un hombre ya mayor me dijo: «Desde que surgió el movimiento, ya no hablamos de política. Y entre tanto nos hemos acostumbrado a esto. Simplemente no decimos nada de Franco, ni si el está bien ni si el está mal. Cuando la televisión pone toros o fútbol, hablamos todos. Pero cuando pone política, callamos y lo ignoramos. De vez en cuando hablamos algo entre buenos amigos.”

Ahora voy a hablar de 1.975. Estaba yo en Paterna cuando empezó la enfermedad mortal de Franco, pero salí algun tiempo antes de su muerte. Claro que la tele lo relató y comentó, claro que lo hizo apaciguando las cosas. Pero la gente no es tonta y estoy seguro de que muchos paterneros se dieron cuenta de que Franco iba a morir y de que después cambios políticos eran probables. Sin embargo no escuché a nadie hablar de esto; al contrario, la gente casi demostrativamente miraba a otro lado cuando la tele en las tabernas hablaba de la enfermedad de Franco.

Paterna ya no es tan social como antes. Bueno, hay las gran fiestas, hay el paseo. Pero antes las puertas de las casas fueron abiertas, siempre se podía entrar. Hoy se ve menos tertulías en las esquinas. Te recordarás a la esquina del bar Paco el Perro, allí siempre había gente charlando. E easí en muchos otros sitios

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